Sin apenas ruido, ni cuestionamiento, Florentino Pérez ha decidido tomar la delantera y plantear abiertamente una propuesta de reorganización societaria del club. Traducido al castellano, la más que probable conversión del Real Madrid en una sociedad anónima deportiva (SAD), esa transición que la mayoría del fútbol profesional tuvo que realizar en los 90 pensando que sería el remedio a todos sus males. El club blanco, el primero en la historia que supera los 1.000 millones de facturación, dice abordar este proceso no tanto por las urgencias económicas que podrían haber surgido por la pandemia, sino como escudo que nos proteja de las amenazas que sufrimos y, ante todo, garantice que los socios seamos propietarios de verdad de nuestro club, propietarios reales de nuestro patrimonio económico y de pleno derecho.