Esta semana ha sido magnífica para Vinicius. El martes, ganaba el premio The Best, que otorga la FIFA. Menos mediático que el Balón de Oro que se llevó Rodri, aunque más plural, porque votan capitanes, seleccionadores, periodistas y aficionados. En la final de la Intercontinental contra Pachuca, el brasileño volvió a ser decisivo, con una asistencia y un gol de penalti. Se confirmó como el futbolista más decisivo de las finales recientes, lo que le valió el MVP del partido y un Balón de Oro, pero que reconoce al mejor jugador del torneo. Dos días para mayor gloria del extremo, que, a pesar de todo, sigue sin superar no haber sido el que levantó el galardón de France Football el 28 de octubre en París.
«El Balón de Oro no cambia lo que pienso»
«Vivo los días muy tranquilo desde que llegué al Real Madrid. Siempre he seguido trabajando fuerte. Un premio que no me quisieron votar no va a cambiar lo que pienso, ni lo que mis compañeros me dicen. Hacen grandes cosas por mí, estoy para jugar por ellos y para hacer lo mejor por la camiseta más grande del mundo», aseguró en una respuesta cargada de remordimiento por lo que sucedió en el Balón de Oro, un premio que solo tuvo en cuenta las opiniones de los periodistas. Un galardón que provocó un cisma entre el Real Madrid y el mundo del fútbol, como ya se sucedió con la Superliga. Pero en ese duelo del conjunto de las 15 Champions contra el planeta, por ahora, los títulos siguen siendo blancos. 18 últimas finales ganadas. Ahí es nada.
Vinicius tenía el traje y la fiesta preparados para recibir un galardón que hubiera sido justo, como lo fue para Rodri. La ceremonia frustrada llevó al Real Madrid a no viajar, con Florentino a la cabeza de la negativa, para amparar a una de sus grandes estrellas. Porque Ancelotti dice que el brasileño es «el mejor en su puesto», pero después le regala la oreja a Mbappé para decir «en verano fichamos al mejor jugador del mundo». Un equilibrio sensible de emociones. Los datos dan más de sí: Vinicius ha participado en 13 goles en sus 12 finales con el Real Madrid, con ocho goles y cinco asistencias.
Es decir, ha participado en al menos un gol en cada una de las últimas seis (once, siete goles y cuatro asistencias). Contra el Pachuca hizo un ejercicio de solidaridad con Mbappé, para convertirle en el hombre del Real Madrid que ha visto puerta en las dos últimas finales del conjunto blanco. Tanto el 14 de agosto en la Supercopa de Europa y este miércoles frente a los mexicanos en Doha. Después, asumió la responsabilidad de tirar un penalti que lanzó mal, pero que fue suficiente para batir a Moreno y cerrar el partido. Sin embargo, la espina de París sigue clavada.
The Best para cubrir al Balón de Oro
Lo demostró después de ganar el The Best, que esta vez sí recogió en una gala a la que no podía faltar el Real Madrid, básicamente porque se celebraba en Doha, donde iba a disputar la final de la Intercontinental. Ancelotti sí hizo doblete, con el título al mejor entrenador de la temporada pasada, como el que recibió, pero no recogió en el Balón de Oro. Pero Vinicius, en vez de valorar lo obtenido, lanzó el rencor sobre el pasado reciente. «Hoy escribo al niño que ha visto a tantos ídolos levantar ese trofeo, su momento ha llegado. O mejor dicho, mi momento ha llegado. El momento de decir… sí, soy el mejor jugador del mundo y he luchado duro por ello», escribió en Instagram.
El The Best fue la excusa perfecta para saldar cuentas pendientes y, de paso, reutilizar algunos de los materiales que tenían preparados marcas como Nike. Si se observa la difusión se percibe cierta sobredimensión para un galardón que celebró una gala telemática y que se celebra desde 2016. Nació tras breve fusión del Balón de Oro y del Jugador Mundial de la FIFA, en un intento por unificar los dos premios que designaban al mejor jugador del año.
Hubo un desacuerdo entre las partes y esto ha derivado en dos distinciones. En el galardón de France Football ha entrado la UEFA en la última edición, lo que aumentó el malestar del Real Madrid, que, como estilete de la Superliga, dirigió sus miradas al organismo que preside Aleksander Ceferin por el cambio de criterio en las votaciones, que incluyeron el fair play. El caso es que Vinicius demuestra tanta habilidad en el campo como margen de mejora en la gestión de una distinción individual y subjetiva, que desde hace un tiempo se ha convertido en motivo de conflicto.
«Han intentado una y otra vez invalidarme y menospreciarme, pero no están preparados. Nadie me dirá por quién debo luchar y cómo debo comportarme«, criticó en su declaración tras recibir el The Best, una autoafirmación reforzada por su entorno, que ha convertido su carrera en una guerra de trincheras.
Es innegable que el brasileño ha sido víctima de racismo y que ha tenido que superar barreras que la mayoría ni siquiera ha imaginado, pero sus declaraciones, algunas excusatio non petita accusatio manifesta. Porque el verdadero valor de Vinicius ha sido trabajar sin descanso, desde que llegó a España y fue objeto de burlas, para ser el jugador más decisivo del planeta.
Once de doce finales ganadas por Vinicius
Vale mucho más lo que tiene que lo que no ha recibido.»Gané por mí, por mi familia. Con mucho apoyo en el camino: Flamengo, Real Madrid, la selección brasileña, mis cientos de compañeros a lo largo de los años… La gente que me acompaña cada día en mi rutina, aquellos que me admiran,» insistió Vinicius en una declaración que no da fe de un futbolista que ha ganado 11 finales de las 12 que ha jugado (solo perdió la de la Supercopa 2023), en las que ha logrado tres MVP.
Las dos Champions que tiene en su palmarés son de su cosecha: único y decisivo gol frente al Liverpool en 2022 y tanto para abrochar la Decimoquinta el año pasado. Es más, la Supercopa de España asoma en el horizonte como el tercer título de los siete por los que lucha el Real Madrid esta temporada.
Y el recuerdo es inevitable: en la pasada edición anotó un hat-trick al Barça en poco más de media hora, desintegrando a la que hasta entonces había sido su criptonita, Ronald Araujo. Los hechos demuestran que su mentalidad es la más ganadora y madridista que existe, al revés que lamentarse por un premio que podrá ganar las veces que quiera en lo que le resta de vida.
«Estamos siguiendo lo que la historia pide, son muchos títulos. No todos tienen la oportunidad de vestir esta camiseta, ni de jugar para el mejor equipo del mundo. Somos elegidos, tenemos que disfrutar cada día. Es algo único, que pocos jugadores han conseguido cumplir este sueño«, zanjó en la zona mixta de Lusail, en una declaración de amor por un color, el blanco, que debe utilizar para poner su mente cuando escuche los cánticos de «Balón de Playa» o similares que intentarán sacarle de juego como él hizo con Campos en una bicicleta que desharía la línea Maginot. Ese es su verdadero valor, el que no necesita reconocimiento del resto o de su entorno, tan solo de sí mismo.