El contraste fue tremendo, pero no solo por el nivel de desencanto del madridismo, por la desolación de Florentino Pérez y por el cabreo supino de Vinicius Júnior (aún no se sabe si fue el propio ‘Vini’ quien empujó al Real Madrid a suspender el viaje a París o fue el ‘ser superior’) sino, también, claro, por el brillo, la luz, el alumbramiento que Lamine Yamal tuvo en la gala del Balón de Oro con el premio al mejor joven del mundo.
Ese contraste no es poca cosa porque, además, se produjo menos de 48 después de que el joven Lamine Yamal liderara, vale, sí, claro, con otro racimo de niños y buenos futbolistas (recuperados), una exhibición de fútbol en el que, dicen, es el estadio más impresionante del mundo. Será eso y, sobre todo, será un recinto para el fútbol del Barça, claro.
Lección de Lamine Yamal
Pero hay mucho más. Pocas horas después, tras recibir el premio, el niño culé dio una lección, sí, sí, toda una lección, de cómo se debe tratar y despreciar, con duras palabras pero sin dañar a nadie, a todos los que le llamaron negro, de lo que está orgullosísimo. Era, también, otra manera, ni tan llamativa ni tan protagonista, de afrontar el problema, distinta a la de ‘Vini’, que, dicen, pudo perjudicarle en la votación del Balón de Oro.
La diferencia, el contraste, continúa en otros detalles, por supuesto, diminutos, aunque no de menor importancia cuando se trata, claro, del juego, de la credibilidad y del fútbol que protagonizan Vinicius Jt. al frente del Real Madrid y la aportación coral, incluida en defensa, que suma Lamine Yamal en el vistoso y goleador Barça.
Más detalles. ¿Ustedes se han fijado cómo tratan sus compañeros de plantilla a Lamine Yamal? ¿Se han dado cuenta de la complicidad, el cariño, el paternalismo, el agradecimiento con el que le premian cada una de sus actuaciones, jugadas, goles y, a veces, asistencias? Sí, cierto, nada que ver con la altivez que luce ‘Vini’ cuando exige pleitesía a sus compañeros y anima a su público con un “soy el puto amo”. Aquel que, en el clásico, le devolvió la broma a Gavi con un “sí, sí, pero yo me voy mañana al Balón de Oro”. Ni fue, ni se lo dieron.
‘Vini’ gusta muy poco
Son detalles pero hablan mucho de algunas diferencias entre las dos grandes estrellas del Real Madrid y del Barça y, sobre todo, habla de cómo los consideran los suyos en todo ese contexto. Fui el primero en contarles que Florentino Pérez iba a venderse a ‘Vini’ al PSG en cuanto ganase el Balón de Oro. No lo ha ganado, pero el presidente blanco sigue dándole vueltas al asunto (ahora la tentación está en Arabia Saudi, cómo no) porque los veteranos del vestuario hace ya mucho tiempo que le dicen que ese chico no es, como decimos en Catalunya, del ‘taranna’ del Real Madrid.
Sigo en el circuito de Sepang, Malasia, ya vuelvo sí, pero ayer, antes de coger el avión (perdón, los aviones), me pasee por el mercado de Kuala Lumpur. Sí, ya sé, todo falso, todo imitación, hasta los Rolex (exactos, calcados), pero lo que me llamó la atención es que había muchas, muchas, camisetas de Lamine Yamal.
En el mercado de ‘todo falso’ de Kuala Lumpur, los comerciantes te enseñan videos de los goles, regates y asistencias de Lamine Yamal, mientras tratan de colocarte su camiseta, que lucen en primer término.
Y cuando te acercabas a tocarlas (¡Dios que textura!) o preguntabas el precio, tooooooodo el mundo te hablaba de Lamine Yamal. E, incluso, algunos muchachos de esos puestos callejeros te mostraban videos que tienen seleccionados, guardados, en sus móviles, no solo de goles, no, no, de quiebros, driblings, regates, sonrisas, celebraciones y asistencias.
Veamos, Vinicius Júnior sigue siendo Vinicius Júnior, no escribamos (aún) tonterías y, sí, también aparquemos, de momento, cualquier, no ya comparación sino similitud, con ‘D10S’ Messi, pero empecemos a darle, de verdad, la importancia que tiene, el fútbol que desarrolla, la influencia que imprime, lo decisivo que es y, sobre todo, con qué ganas viste esa camiseta y quiere ganar con el Barça este niño. Hasta en Malasia lo tienen ya como ídolo.
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