¿Qué lleva a un piloto de 43 años, bicampeón mundial, con reputación intachable y numerosos récords a sus espaldas a seguir adelante? La respuesta lógica, tratándose de Fernando Alonso, es su ambición y su pasión por la F1. Pero ambos extremos son difíciles de entender viendo su actual situación. O mejor dicho, el pozo sin fondo en el que se encuentra su equipo Aston Martin después del prometedor inicio de su aventura en 2023, cuando sumó ocho podios y llegó a pelear por su victoria 33 en carreras extraordinarias, como Mónaco o Canadá.
Alonso no contará ya con evoluciones en su monoplaza de aquí hasta final de temporada y las últimas que incorporó, tampoco funcionaron. Todo ello ha derivado en un agónico final de curso para el asturiano, que ya no sabe ni qué decir en las ruedas de prensa cuando le preguntan: “Esperemos que en marzo todo vaya a mejorar”, sugiere, en referencia a la fecha en la que el ‘mago’ del diseño Adrian Newey empezará a trabajar en Aston Martin. Un último ‘clavo ardiente’ al que aferrarse para Alonso, que urge a su equipo a reaccionar, sabiendo que está al final de su carrera deportiva.
Quedan tres grandes premios para que concluya la temporada y también la ‘pesadilla’ de Alonso en un 2024 para olvidar. En México y Brasil, presagió que le esperaba un final difícil. Y en Las Vegas, la historia no ha sido diferente. Los dos Aston Martin cayeron eliminados en Q1, con el español relegado a la 17ª posición de parrilla y su compañero Lance Stroll, a la 20ª y última posición. Es la nueva ‘normalidad’ para el equipo de Silverstone, a pesar de la mayúscula inversión realizada por el millonario Lawrence Stroll.
«Estamos donde esperábamos»
“Hemos sido lentos todo el fin de semana. Llevamos cuatro o cinco granes premios siendo el último equipo, con Sauber. Estamos donde esperábamos”, aseguraba Alonso con gesto de resignación al término de la clasificación en Las Vegas. “Desde el parón de verano en los últimos cuatro o cinco meses no hemos sido competitivos. La Q1 no es sencilla para nosotros y con las mejoras que han tenido Williams y Haas ahora estamos atrás. No espero que Qatar y Abu Dhabi sean muy diferentes, ya adelanto que será más de lo mismo”, advirtió.
Reconoció que, incluso si hubiera logrado avanzar a la Q2, sus expectativas no eran altas. «Hubiera quedado el 14 o el 15. Así como el año pasado arriesgábamos en la Q3, ahora la Q1 es nuestra pole, porque los demás están todavía de paseo», ironizó.
«Tenemos que seguir aprendiendo, vienen tres carreras difíciles, pero siempre hay que mantener la esperanza de que suceda algo. Aquí los muros están cerca, puede haber coches de seguridad y quizá podamos tener opción a puntos, con suerte, aunque no espero milagros”, decía en un tono desolador.
“No podemos estar frustrados, tenemos que progresar como equipo. De lo que se trata es de entender qué nos falta y qué está mal en la filosofía de este coche para mejorarlo el año que viene. Y ojalá que a partir de marzo todo vaya mejor”, añadía Fernando con un atisbo de esperanza en su horizonte. “Aceptamos nuestra posición, pero no estamos contentos. El objetivo para el año que viene y 2026 está ahí, el equipo trabaja y debemos ser pacientes”.