- Un empresario admite que “liquida” a sus empleados todos los años para no “encharcarse”
Algunos empleadores de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) se identifican con los argumentos de los grandes empresarios a favor de cambiar el sistema actual de pago de cesantía cuando se desahucia a un empleado por otro que les quite parte de la «carga».
Coinciden en que es un peso que preferirían no cargar y sugieren otras alternativas, especialmente que el Estado asuma la responsabilidad.
La cesantía debería gestionarla el mismo Estado, para que deje de ser un pago directo de los empresarios, según Alfredo Francés, presidente de la Cámara de Comercio Pedernales.
“Nosotros liquidamos todos los años para no encharcarnos en esos problemas”, es la opinión franca de Silvano Tejada, de una asociación de transporte marítimo de Puerto Plata, con una nómina de nueve empleados.
Afirmó que todos los años paga la liquidación (nombre que se da a las prestaciones laborales), de modo que cuando uno de ellos tiene que irse, no le deben más que un año. Sus colaboradores siguen trabajando normalmente, pero “si hay que sacarlos, los sacas y ya no les debes”.
Según su lógica, a los empresarios «les pesa demasiado la carga de la cesantía» porque dejan a los empleados demasiado tiempo.
A partir de su experiencia siendo consultor de pequeñas empresas, Javier Batista afirma que la cesantía de los empleados es un atraso para los empresarios. El también secretario General del Comité Consultivo del Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Promipyme) de la provincia Puerto Plata, afirma haber visto que cuando un empleado cumple los tres meses se convierte en una amenaza.
“A sabiendas de que la empresa tiene un compromiso con él, primero, baja la calidad del trabajo”, sostiene.
Cuando “el empleado ha acumulado 20 o más años, también es un problema porque el empleador debe cohibirse hasta de llamarle mucho la atención” porque no tiene fuerza económica para despedirlo.
No todos se oponen. Pablo García, presidente de la Asociación de Artesanos de Madera Petrificada de Imbert, dice que paga con gusto “porque por los trabajadores hay que velar”. Para él, “no es justo que un trabajador dure 10, 15 o 20 años trabajando en una empresa y, cuando se vaya, se lleve una mano atrás y la otra delante”.
Circe Almánzar y César Dargam, en representación del gran sector empresarial, abogan por que se revise el actual modelo para garantizar la estabilidad de los negocios e incentivar la formalidad.