Camine 20 minutos, viva más y mejor. Parece un eslogan publicitario, pero no lo es. Caminar como un verdadero ejercicio físico y varios los subestiman quizás por ser demasiado simple, cotidiano o relajado.
Los beneficios de andar son múltiples y a medida que se acelera el paso, las ventajas aumentan. Por eso, los especialistas de la Escuela de Medicina de Harvard recomiendan las caminatas como un ejercicio físico ideal para alcanzar el bienestar y la longevidad.
Simplemente salir a andar es un hábito sencillo que desencadena una cascada de beneficios para la salud.
Las caminatas enérgicas frecuentes ayudan a bajar el colesterol LDL (malo), controlar el azúcar en la sangre y reducir el riesgo de presión arterial alta, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y diabetes.
Las caminatas rápidas también fortalecen los músculos, queman calorías y mejoran el estado de ánimo”, señalaron los expertos de Harvard en uno de sus recientes artículos.
“Esta simple actividad que has estado haciendo desde que tenías alrededor de un año ahora se promociona como lo más parecido que tenemos a un fármaco maravilloso”, dijo el doctor Thomas Frieden, exdirector de los Centros para Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU.
Cuidar la salud cardíaca es uno de los grandes motivos para incorporar las caminatas a la rutina diaria. Una recomendación es acelerar un poco el ritmo cada vez que se sale a andar. Un estudio publicado este año en el Journal of American Geriatrics Society demostró que quienes marchaban a paso rápido tenían 34% menos riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca respecto a las personas sedentarias.
Sin embargo, los beneficios también se hicieron notar en los que mantenían una marcha de ritmo moderado. Los investigadores analizaron datos de más de 25.000 mujeres de entre 50 y 79 años durante un período de unos 17 años y detectaron que quienes caminaban a un ritmo de entre 3 y 4 kilómotros por hora presentaron un 27% menos de riesgo cardíaco que las personas poco activas.
Otra investigación publicada en la revista Atherosclerosis, encontró el mismo efecto en la población masculina. Los científicos analizaron a 22.000 varones durante un periodo de 9 años y descubrieron que cuanto más rápido caminaban, menor era su riesgo de enfermedad cardiovascular.
Estos beneficios radican en que caminar ayuda a mantener un peso saludable, a controlar el metabolismo, la presión arterial y el colesterol en la sangre. Incluso si uno no logra caminar 30 minutos por día, la evidencia muestra que moverse un poco es mejor que nada cuando se trata de nuestros corazones. Caminar nos hace sentir bien porque favorece la secreción de endorfinas, que son hormonas responsables del bienestar emocional, y ayuda a descargar las tensiones acumuladas durante el día.