En Gemini Man, que se estrena en cines este 11 de octubre, Will Smith nos recuerda que ya no es el chaval con tendencia a ponerse la chaqueta del uniforme del revés que conocimos en The Fresh Prince of Bel-Air. Y que los años también han pasado para él. A los 51 años nos demuestra lo mismo que ya nos demostró Brad Pitt este mismo año en Once Upon a Time in Hollywood: que una estrella de cincuenta y tantos no envejece exactamente igual que el resto de los mortales, pero que envejece al fin y al cabo.
Y es que en Gemini Man (Géminis, Proyecto Géminis) Smith se pone en la piel de Henry, un asesino de élite de 51 años que trabaja para una agencia del gobierno estadounidense. Henry ha decidido que le ha llegado el momento de jubilarse porque cada vez evita más ver su reflejo en el espejo. Las muertes le están pesando y quiere dedicarse simplemente a pescar caballa y pasar los días plácidamente. Pero Smith, mediante captura de movimiento y con un personaje completamente digital generado con efectos visuales, interpreta también a Junior, la versión de 23 años de Henry con todas sus mejores cualidades pero sin algunos de sus defectos.
Y es que este título dirigido por Ang Lee (Brokeback Mountain, Life of Pi) y que cuenta con tres guionistas (uno de ellos David Benioff, creador de Game of Thrones) juega con la idea de cómo sería la versión perfecta de uno mismo. En este caso, la versión perfecta de Smith.
Pero no te preocupes, Gemini Man no deja de ser también un thriller ambientado entre la costa de Georgia (Estados Unidos), Cartagena (Colombia) y Budapest (Hungría) lleno de persecuciones en moto, secuencias nocturnas de acción, peleas cuerpo a cuerpo, un poco de sentido del humor y mucha camaradería.
Y es que Henry entabla una bonita amistad con Danny (Mary Elizabeth Winstead de Fargo y BrainDead), otra agente de la misma agencia gubernamental donde él trabaja y encargada de vigilarlo. Es bastante refrescante que ambos acaben en una situación completamente extrema, huyendo por medio planeta, pero su vínculo y cercanía no se resuelvan en la típica relación amorosa. Y sí, entre Danny y Henry hay mucha química. Pero la misma química que hay entre Henry y Baron (Benedict Wong de Doctor Strange), un antiguo colega y mejor amigo de Henry que acude en su ayuda sin hacer preguntas. Ambos comparten un brindis que constituye uno de los momentos más profundos de toda la película: «Brindo por la próxima guerra, que es que no haya guerra», dice Baron.
Y ahí es donde Gemini Man se pierde un poco, tratando de hacernos reflexionar sobre demasiadas cosas a la vez: las consecuencias de la clonación, los fantasmas a los que se enfrenta la humanidad, qué significa ser la versión perfecta de uno mismo, qué constituiría una máquina humana sin conciencia y cómo reaccionaríamos si nos pusieran delante una versión diferente (pero igual) de nosotros mismos.
Por suerte, son demasiadas las cosas que tienen que pasar en las casi dos horas de duración de la película y Lee no tiene mucho tiempo para recrearse en estos temas. Y es que Gemini Man funciona mejor simplemente como una película de acción de ritmo trepidante con unos protagonistas carismáticos, sobre todo Smith en versión Henry, y donde las pausas se llenan con chistes. Abundan las bromas acerca de la edad de Henry; el hecho de que no tenga 50 años, sino 51; o que a Junior todos le parezcan un poco viejos, ya no solo Henry, incluso Danny.
La película está filmada a 120 fotogramas por segundo, frente a los 24 fotogramas que suelen ser lo normal, además de haber optado por el 4K 3D. Algo que hará que tengas la sensación de estar muy inmerso en algunas de sus secuencias de acción. Y un formato que también ha favorecido las muchas secuencias nocturnas de Gemini Man, que están en las antípodas de la oscuridad y falta de claridad de algunos de los episodios de la última temporada de Game of Thrones.
FUENTE: www.cnet.com