La pugna por controlar y dominar el futuro de la Inteligencia Artificial se ha convertido desde hace tiempo en una guerra abierta entre OpenAI – la empresa responsable de ChatGPT – y el magnate Elon Musk y su propia empresa xAI. Una competición que se ha ido recrudeciendo a base de demandas y declaraciones como si de una escalada bélica se tratara. Esta semana se ha producido una novedad: el modelo de inteligencia artificial generativa de X ya está disponible para todo el mundo.
Grok. Así se llama este ‘chatbot’ con el que Musk pretende competir contra ChatGPT. Un modelo de lenguaje de Inteligencia Artificial (IA) generativa integrada en la red social X que, además de responder preguntas y resolver problemas de todo tipo, es capaz de generar imágenes hiperrealistas y de alta calidad en cuestión de segundos. Además, todo vale. Una herramienta que desde marzo estaba disponible para los usuarios premium de X y que ahora ya está disponible en la versión gratuita con algunas limitaciones de uso, como generar un máximo de diez mensajes en un periodo de dos horas o analizar tres imágenes al día.
Elon Musk fue uno de los fundadores de OpenAI en 2015. Nació como una organización sin ánimo de lucro que perseguía contribuir el desarrollo científico de la IA; algo que dejó de ser así según el fundador de Tesla, que decidió irse en 2018 y desarrollar su propia IA. El CEO de OpenAI dejó caer que Musk dejó la compañía porque «quería control total sobre la compañía y creía que con el tiempo fracasaría».
Desde ese entonces, Musk ha centrado esfuerzos en dos cosas en cuanto a la IA: interponer y retirar demandas contra OpenAI y su consejero delegado, Sam Altman, a quien él mismo designó en su momento, y apostar fuerte por su IA para competir contra ChatGPT. En noviembre xAI pasó de una valoración estimada de 24.000 millones de dólares a 50.000 millones.
En esas demandas, Musk sostenía que, desde el momento en que Microsoft se asoció con OpenAI, este cambió de objetivo y se centró en ganar dinero, algo que chocaba con su contrato fundacional. «“OpenAI, Inc. se ha transformado en una filial de facto de código cerrado de la mayor empresa tecnológica del mundo: Microsoft”, sostenía en la demanda.
Sin limitaciones éticas
«Todavía queda trabajo por hacer, pero esta plataforma [Grok] ya es, con diferencia, la más transparente y la que busca la verdad (el listón no es demasiado alto, honestamente)», publicó en su cuenta de X el magnate, autoproclamado defensor del código abierto.
ChatGPT y algunos modelos similares tienen limitaciones, como la generación de información no verídica. No ocurre lo mismo con Grok, que no tiene restricciones éticas ni legales. Precisamente por ello, las imágenes generadas por Grok se han viralizado rápidamente; pudiendo generar todo tipo de imágenes y representaciones con personas conocidas haciendo, por ejemplo, actos reprobables – contenido adulto incluido -.
Para Musk, los ‘chatbots’ no deberían tener ningún tema prohibido o restringido, acusando de «woke» a las empresas que aplican ciertos límites a sus IA.
Una herramienta peligrosa que puede facilitar la generación de bulos y la difamación, y que alimenta los debates que el mundo tecnológico tiene sobre la IA y su futuro. ¿Deberían estas herramientas IA estar abiertas y disponibles para todo el mundo? ¿Necesitamos proteger la poderosa IA contra intrusos y malos usos? La posición del millonario «anti-woke» Elon Musk, mano derecha del presidente electo norteamericano Donald Trump, está clara.