Bruselas.- El abuso sexual de menores, el fraude bancario, el comercio ilegal a través de la internet oscura o los ataques informáticos con programas maliciosos son algunas de las actuales tendencias del cibercrimen que Europol identifica en su informe sobre delitos tecnológicos.
«Aunque la crisis del COVID-19 nos ha mostrado cómo los delincuentes se aprovechan activamente de la sociedad en su estado más vulnerable, este comportamiento oportunista no debería eclipsar el panorama general de las amenazas», indica esa organización policial en su séptima Evaluación de la amenaza del crimen organizado en Internet (IOCTA, por sus siglas en inglés).
«PHISING», «MALWARE» Y TARJETAS SIM
Según Europol, la irrupción del nuevo coronavirus, en muchos casos, no ha hecho sino resaltar «los problemas existentes», como el «phising», la técnica de falsificar páginas para captar datos privados de los usuarios.
«Los delincuentes se aprovecharon rápidamente de la pandemia para atacar a las personas vulnerables. El ‘phishing’, las estafas en línea y la difusión de noticias falsas se convirtieron en una estrategia ideal para los ciberdelincuentes que buscan vender artículos que, según ellos, previenen o curan el COVID-19», alertó la organización policial.
Otro de los problemas que identifica el informe como una tendencia al alza es el uso de «malware», es decir, los programas informáticos maliciosos que se emplean, por ejemplo, para secuestrar información o sistemas y pedir un rescate por desbloquearlos (ransomware).
«Los delincuentes han incluido otra capa en sus ataques de ‘ransomware’ al amenazar con subastar los datos, lo que aumenta la presión sobre las víctimas para que paguen el rescate», indica el informe.
El «SIM swapping» o duplicado de SIM, que consiste en clonar las tarjetas de teléfonos para hacerse con el control de las cuentas de los usuarios, es una de las «nuevas tendencias» que detecta la evaluación anual de Eurpol.
ABUSO INFANTIL y «DARK WEB»
«El material sobre abuso sexual infantil sigue aumentando», recoge el informe, que señala que se trata de una tendencia estable en los últimos años que experimentó «un fuerte aumento en el pico de la crisis del COVID-19».
«La transmisión en vivo de abuso infantil continúa aumentando, volviéndose aún más popular de lo habitual durante la crisis de COVID-19 cuando las restricciones de viaje impidieron que los delincuentes abusen físicamente de los niños», señala Europol.
Los cibercriminales se sirven de redes P2P que facilitan los intercambios entre particulares, las plataformas de redes sociales o aplicaciones de comunicaciones cifradas o los foros en la internet oscura («dark web»). En ocasiones se utilizan para ello aplicaciones de chat en vivo de pago, lo que supone un desafío añadido para la policía porque ese material no se graba, agrega.
El informe cita el ejemplo de una operación iniciada por la policía australiana que, en colaboración con expertos de Europol, permitió revelar que un vídeo encontrado en Francia y Bélgica en el que se abusaba de un menor de cinco años había sido grabado en España en 2015, lo que permitió a la policía de ese país localizar y detener en Barcelona al sospechoso, vinculado a distintos foros en la internet profunda.
Más allá del abuso infantil, la «dark web», donde los usuarios se conectan con mayor privacidad que en las webs habituales, sigue siendo un espacio especialmente atractivo para los cibercriminales, en particular, para la compraventa de productos ilegales como drogas.
No obstante, el «ciclo de vida de los mercados de la web oscura se ha acortado y no existe un mercado dominante claro que haya aumentado durante el año pasado», indica Europol, que señala destaca que en ese contexto han florecido nuevas plataformas descentralizadas destinadas al comercio ilegal como OpenBazaar.