«Where the hell have you been, loca?»: Aprendiendo a reconocer ‘red flags’ y a no aguantar tonterías. También intentando decidirme entre Carlisle y Charlie
Lo tenía igual de claro que en Forks llueve más que sale el sol. Tanto que el hecho de que hubiese que elegir entre ellos dos me parecía una de las cosas más absurdas del mundo. A los 14 años cayó en mis manos Crepúsculo y no me costó ni un segundo convertir a Edward Cullen en mi ‘crush’ literario adolescente. Fue inmediato. A Stephenie Meyer solo hizo falta escribir su ya mítica entrada en la cafetería del restaurante del instituto y todas éramos Bella Swan preguntando quién era ese muchacho pálido, misterioso y raro. Luna Nueva, la segunda entrega de la saga, activó la batalla. El vampiro abandona a la protagonista y hubo gente que empezó a pasarse al bando de Jacob Black, el otro vértice del triángulo amoroso vampiro-humana-hombre lobo. Fui Team Edward hasta el final, pero el tiempo ha pasado, mis prioridades han cambiado y ahora los bandos por los que me toca decidirme tienen nuevo líder. La duda está entre: Team Carlisle o Team Charlie.
Crepúsculo fue un auténtico bombazo. Después del éxito literario de los primeros libros de Meyer llegaron las películas. Encontrar a los actores que dieran vida a la pareja protagonista iba a ser complicado. Sobre todo a Edward Cullen, en quien las expectativas estaban por las nubes. Robert Pattinson fue el elegido y, bueno, el resto es historia.
En cuántas paredes habrá estado colgada la constreñida cara del actor que ahora da vida a Bruce Wyane/Batman caracterizado como el vampiro. Todo lo que hacía en los libros y en las películas era muy romántico a ojos de una adolescente: colarse en la habitación de Bella para verla dormir, protegerla hasta la saciedad, esas frases tan intensas en las que le recalcaba lo difícil que se le hacía estar cerca de ella sin querer hincarle el diente…
Ahora avancemos en el tiempo. Pasa más de una década desde el estreno de Crepúsculo y vuelves a verla y todo lo que te parecía tan bonito se convierte en lo más ‘creepy’ del universo. Porque, cuando llegas a la treintena ya estás espabilada para reconocer tremenda cantidad de ‘red flags’ y Edward Cullen es, básicamente, una ‘red flag’ con patas. ¿Qué es eso de colarte en la habitación de alguien para verla dormir entre las sombras? Asqueroso. ¿Y lo de ser excesivamente sobreprotector? Socorro. Por favor, pero si hasta la ‘stalkeaba’ por la calle. Arroba policía.
Y, a medida que vas dándote cuenta del pésimo novio que es Edward Cullen, empiezas a ver a Carlisle y a Charlie con otros ojos. Con unos más veteranos y sensatos. Y, además, descubres dándote un paseo por TikTok que no eres la única a la que le ocurre.
Aquí se resume todo lo bueno de Carlisle: «Cuando pasas de Team Edward a Team Carlisle. Doctor. Sabio. Atlético. Sabe actuar bajo presión. Resiste la tentación. Envejece bien. Une a la gente. Líder. Sabe manejar el conflicto. Impecable«.
Otro caso más: «Cuando tienes 28 años y te das cuenta de que ya no eres Team Edward o Team Jacob».
Ojo a cómo, en el final de esta maratón de La saga Crepúsculo, los aplausos de los espectadores van a parar, además de a Edward Cullen -la adolescente que tenemos todas en nuestro interior no puede evitar gritar. Eso es así-, a Charlie, a quien dio vida Billy Burke en la franquicia cinematográfica. Esas personas que se rompen las manos cuando aparece el padre de la protagonista son las mismas que vieron la primera entrega de adolescentes y ahora han crecido. Esas personas soy yo.
Lo más sorprendente de todo es cómo Charlie consigue ser más decente, sensato y comprensible que su yerno, que tiene unos 100 años y ha tenido más tiempo en la vida para dejar de ser tan intenso y pesado pero no lo ha conseguido. Mira a Carlisle también: ejerce de médico, es educado, calmado y amable. Y eso que suma más de tres siglos de edad y tendría que estar ya tremendamente cansado de la vida.
Volver a aquellas historias que tuvieron una gran importancia en tu juventud es algo que deberíamos hacer todos. No es solo la sensación de mezclar nostalgia y curiosidad por algo que viviste con tanta intensidad, también es una forma de darte cuenta de cuánto has cambiado y madurado. «Where the hell have you been, loca?»: Pues aprendiendo a reconocer ‘red flags’ y a no aguantar tonterías. Y ahora mismo a intentar decidirme entre Carlisle y Charlie, que no lo tengo tan claro como cuando tenía 14 años.
Si quieres estar al día y recibir los estrenos en tu email, apúntate a la Newsletter de SensaCine