La digitalización, la aparición de neobancos y de start-ups centradas en pagos y transacciones, así como la incursión de las grandes tecnológicas en servicios financieros, han provocado cambios en el sector y en las expectativas de los consumidores. Como respuesta, la banca tradicional, además de digitalizar todos sus servicios, se ha aliado con las fintech para innovar más rápido, lo que ha acelerado la adopción entre la población de nuevas soluciones.
Facilitar las transacciones es una de las prioridades para asegurar la operatividad de los clientes. Una de las últimas adopciones es el pago en los comercios a través del reloj o de un anillo sin necesidad de conectividad.
Esta opción se ha observado útil por su comodidad y también entre las personas que practican deporte y evitan llevar la cartera encima. CaixaBank ofrece la posibilidad de realizar pagos con dispositivos como relojes Garmin y FitBit, además de los propios de Apple, Google y otros ecosistemas móviles. Un acuerdo con la firma de la manzana permitirá a los consumidores que utilizan cualquier de sus dispositivos en una compra escoger entre realizarla al contado o fraccionarla en varios meses. El propio reloj ofrece la información previa de los costes de cada opción.
España como pionera
Poder realizar los pagos mediante objetos sin memoria y sin conexión a internet, que incorporan un chip con tecnología contacless (NFC), abre nuevas posibilidades. España sigue siendo el lugar de introducción en Europa de nuevos sistemas de pago. La tecnología contactless se inició de forma temprana, en 2012, de la mano de CaixaBank, a lo que le siguió la adopción generalizada de Bizum, una nueva opción que nació fruto de la unión de 20 entidades bancarias del país para facilitar los pagos entre personas. Fidesmo, una start-up a caballo entre Madrid y Estocolmo, está ampliando ahora las posibilidades de los pagos mediante nuevos dispositivos llevables (wearables, en inglés).
Esta empresa se encarga de integrar servicios de pago en una aplicación que asocia a un chip, que ofrece a marcas como Swatch. De esta forma, la conocida firma suiza vende relojes que, pese a ser analógicos, sorprenden al incluir en su correa un dispositivo de pago.
De pago y sumergibles
Otro cliente de Fidesmo es Rikki, una start-up ubicada en Barcelona que comercializa anillos con la misma función de pago y sin conexión que se anuncian con los atributos de no llevar batería y ser sumergibles hasta los 50 metros.
Que el objeto con el que se paga no necesite energía ni conectividad aporta una «gran comodidad al usuario», aseguran desde Fidesmo. Todas estas opciones incluyen un acuerdo entre la firma que comercializa el objeto, la que provee los chips y la entidad bancaria. La empresa indica que sus soluciones permiten a las entidades financieras ofrecer nuevos servicios y fidelizar a los clientes. Se trata de una tendencia en la que todo apunta que no habrá marcha atrás: los consumidores de los mercados emergentes están ‘saltándose’ la era de las tarjetas y migrando directamente a los monederos móviles, según el informe ‘Medios de pago 2025 y más allá’ de PwC.
Además del sistema de pago, Fidesmo ya está trabajando para incluir en los objetos otros servicios como el acceso al transporte público. El reto en el futuro es además integrar la identificación digital. Eso ya es posible en los móviles: los españoles ya pueden salir de casa llevando todo lo necesario en su dispositivo, desde medios de pago hasta documentos como el DNI electrónico y el carné de conducir digital, convirtiéndolo en un auténtico sustituto de la tradicional cartera o monedero.