Como un gigante incontrolable, la nave Ópera, de la compañía MSC, colisionó a las 8.40 del domingo contra un pequeño barco turístico atracado en el Puerto de Venecia. Las autoridades han informado de cuatro heridos, ninguno de ellos en estado grave, aunque muchos de los pasajeros vivieron momentos de angustia al ver avanzar, incontenible, el enorme crucero. Asustados, tres turistas saltaron al agua, el resto escapó corriendo por el muelle, en medio de gritos y del ruido de la sirena de alarma del crucero.
El accidente ocurrió en el Canal de la Giudecca, cuando la embarcación impactó contra un barco turístico con 130 pasajeros a bordo. La nave se encontraba amarrada en el mismo muelle donde el crucero debía atracar. «La embarcación de MSC tuvo un fallo de motor, del que el capitán informó inmediatamente», describió Davide Calderan, director de la empresa de remolcadores encargada de arrastrar al Ópera a su amarradero, indicaron medios italianos.
Según declara a EL PAÍS Pino Musolino, presidente de la autoridad portuaria del norte Adriático, “la causa del choque podría ser la ruptura de un cable de remolque, pero antes de asegurarlo debemos esperar a leer el informe oficial de la Capitanía del Puerto de Venecia”. Sobre la posibilidad de un fallo en el motor, advierte: “Las naves, como los aviones, sufren todos los días averías. Son cosas que suceden, pero siguen siempre una serie de controles muy estrictos”.
El suceso ha reabierto el debate sobre la navegación de las grandes embarcacionesen Venecia, que entran y salen por el Canal de la Guidecca y bordean monumentos que son patrimonio de la humanidad. «Hoy debemos ocuparnos de gestionar el accidente, pero está claro que a partir de mañana será necesario avanzar a todos los niveles con la máxima velocidad para dar con una solución al tráfico de los grandes barcos y liberar la Cuenca de San Marcos y el Canal de la Giudecca del tráfico de cruceros», prosigue Musolino.
En la misma línea, el ministro de Infraestructuras y Transportes, Danilo Toninelli, aseguró que el incidente “demuestra que las grandes naves no deben pasar por la Giudecca”. Toninelli advirtió de que el Gobierno está cerca de hallar una solución para proteger la ciudad de los canales “tras muchos años de inercia” política.
Venecia fue creada sobre una laguna que se comunica al mar por medio de tres pasillos. Por uno de ellos, Lido, navegan los monstruos marinos, como suelen llamar los venecianos a los cruceros que pasan delante de la plaza de San Marcos, el Palacio Ducal y la Punta de la Aduana y luego toman el Canal hasta llegar a la Estación Marítima. Entre las propuestas que baraja el ministro Toninelli, una consiste en evitar que pasen por el Canal de la Guidecca, entrando por la desembocadura de Malamocco y, a lo largo del canal por donde transitan los petroleros, se detendrían en la vieja zona industrial de Marghera, hoy abandonada. Recientemente la Unesco ha dado el visto bueno a esta opción.
Sin embargo, la opción con la cual simpatiza el alcalde Luigi Brugnaro consiste en reabrir el canal alternativo para tráfico marítimo Vittorio Emanuele, creado en 1922. El viejo canal conecta la zona industrial de Marghera con la Estación Marítima, donde actualmente atracan los cruceros.PUBLICIDADinRead invented by Teads
La asociación Italia Nostra, en su capítulo veneciano, lleva años luchando por alejar definitivamente los cruceros de Venecia. Según declara a este diario su presidenta, Lidia Fersuoch, ninguna de las propuestas resuelve de raíz el problema. “Los cruceros deben desaparecer para siempre de la ciudad. Pueden repetirse accidentes como el de hoy, y tal vez con consecuencias más graves. Los cruceros transitan por el corazón de la vieja ciudad como un elefante en una tienda de cristales. Venecia es frágil. Muy frágil”, zanja Fersuoch.
La asociación No Grandi Navi ha convocado para el próximo día 8 de junio una manifestación. El debate apenas ha comenzado.